dimarts, 24 de gener del 2017

De la cuna, al acoso. Testimonio.


Imaginamos a unos chavales de 15 años, insultando con el smartphone... Nada más lejos de la realidad, un gran portentaje de casos de acoso empiezan ya en preescolar, incluso me han reportado casos desde la guardería. Una broma inocente, y empieza la maquinaria de destrucción de una infancia.
Así nos lo cuenta una madre:


Cada día me despierto haciéndome las mismas preguntas ¿por qué? ¿por qué este daño a propósito? ¿por qué se permiten estas cosas?
Mi niño, con tan solo 3 años, en su primer año de colegio, ya ha tenido que pasar por este calvario.
Cada día, a la salida del cole, me decía las mismas cosas: Se comen mi comida, me dicen cosas feas, no me dejan jugar... cosas de niños ¿verdad? en esos momentos yo también lo pensé. Hasta que un día, mi niño dijo basta. Se encerró en su habitación al llegar del cole, muy enfadado. Cuando fui a verlo lo encontré en su cama, llorando sin consuelo. Me abrazó y me preguntó ¿por qué no me quiere nadie? . Fue entonces cuando rompió su silencio. Comenzó a decirme que en el cole le decían que nadie lo quería, que no valía para nada, que lo único que tenia era que es guapo, por eso siempre tenía que estar solo.
Inmediatamente me puse en contacto con la tutora, quien habló con los acosadores y le confirmaron que todo era cierto. De pronto todo cambió. Al día siguiente, volví a hablar con ella, al contarme mi hijo que le habían dicho que si volvía a hablar le partirían las piernas y comenzó a gritarme delante de todos los niños, diciéndome que mi hijo mentía. Me dirigí a la dirección, que activaron el protocolo después de 1 mes yendo día tras día y lo único que hicieron fue poner más vigilancia en el patio para salvar sus espaldas.
Mientras mi hijo no dejaba de venir a casa todos los días igual, me golpean en el pecho para romperme el corazón, soy adoptado porque tengo los ojos azules, no valgo para nada, no puedo comer o me romperán los dientes, nadie puede jugar conmigo o les golpean también... solo puedo jugar con mi sombra. En una ocasión incluso fui testigo de una de las agresiones en el patio, mientras dos de ellos lo zarandeaban y chocaban su cabeza contra la pared, pero resulta que yo también miento.
Y como olvidarnos de esos dolores de cabeza, de barriga, fiebre, gritos y mas gritos durante la noche... y comenzó a autolesionarse. Tuvimos que acudir a urgencias en varias ocasiones porque intentaba sacarse sus ojos azules, (esos que tantos problemas les daba) y casi pierde la visión por la inflamación de sus córneas, pero todo era mentira.
Algo que jamás olvidaré fue una mañana, antes de salir para el cole, que me dijo: mami, estoy cansado de luchar. Cada día tengo que levantarme para luchar y no puedo más. ¿Se puede permitir que un niño este cansado de luchar?
A día de hoy, hay veces que pienso que no puedo más. Entonces lo miro y pienso que él es mi motor, no deja de darme una lección cada día. Es y será siempre mi superhéroe.

Mª Jesús

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4 comentaris:

Unknown ha dit...

SIN PALABRAS ,IMPRESIONANTE INCREIBLE SOLO POR TENER LOS OJOS AZULES QUE FUERTE PARECE MENTIRA QUE CON TRES AÑOS TENGAN YA TANTA VILENCIA MUCHOS ANIMOS MARIA JESUS

Raquel ha dit...

Mira cada día leo historias fuertes sobre casos de acoso escolar para subirlos aquí, pero este es desgarrador! Tan pequeñito.. ¡Dios!

Alderaan ha dit...

Es cierto. Mi hijo empezó su andadura contra el acoso en preescolar. La persona que lo puso a funcionar, la propia maestra.

Unknown ha dit...

SI ,SI ES SUPER FUERTE TE LLEGA MUY DENTRO CON LO PEQUEÑITO QUE ES

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